La nueva dieta mediterránea
Durante siglos, los diferentes pueblos de la cuenca mediterránea han llevado una alimentación rica y variada, y con características comunes entre estos pueblos. De aquí nace lo que hoy en día denominamos la dieta mediterránea.
Rica en cereales, legumbres, verduras, hortalizas, frutas locales y de temporada, semillas y frutos secos, y como estrella el aceite de oliva. También, pero con un uso más moderado tenemos pescado, mariscos, aves, huevos, carnes rojas y lácteos.
Sin duda, el legado cultural que nos deja la dieta practicada por nuestros antepasados es un tesoro para nuestro presente y un valor para el futuro.
Sin embargo las autoridades sanitarias nos advierten que cada vez hay mas casos de obesidad, sobretodo en niños, y las enfermedades cardiovasculares siguen siendo un factor importante de mortalidad en nuestro país.
Es evidente que la cantidad cambia la calidad. La dieta mediterránea puede alardear de unos productos locales de gran valor nutricional. Sin embargo su correcta combinación y proporción según las necesidades de cada persona será crucial.
Esto nos lleva a cuestionar el modelo actual de dieta mediterránea y sus proporciones para cada grupo de alimentos.
•Cereales: nuestra fuente principal de hidratos de carbono complejos y fibra. En el modelo actual se promociona principalmente el consumo de pan, la pasta y arroz, cuando la dieta mediterránea desde hace siglos goza también de una gran variedad de cereales integrales como el centeno, el mijo, la avena o la cebada.
•Verduras, frutas y hortalizas: son fundamentales para una buena prevención de enfermedades y para el óptimo funcionamiento de nuestro organismo. Por eso su consumo aún debería ser mayor.
•Proteínas: El consumo de legumbres y pescado debería ser prioritario respecto a las demás fuentes de proteína como las carnes rojas más saturadas en grasa.
•Lácteos: la dieta mediterránea actual recomienda de 2 a 4 raciones diarias, cuando el lácteo ha tenido un papel muy discreto a lo largo de la historia en el mediterráneo. Personalmente recomiendo otros alimentos para la obtención de calcio y probióticos (ver articulo “los lácteos”).
•Frutos secos y semillas: las semillas ni siquiera se mencionan, y los frutos secos deberían tener más peso dentro de la dieta, ya que nos aportan una larga lista de propiedades nutricionales beneficiosas para la salud.
Las poblaciones del mediterráneo han evolucionado mucho en el último siglo. Ha cambiado el estilo de vida, las enfermedades, los recursos, etc. Hoy la mayor parte de la población es más sedentaria. Actualmente las necesidades nutricionales de la gente, no son las mismas que hace sesenta años y mucho menos que hace cien.
La dieta mediterránea debe evolucionar constantemente. Debe evolucionar igual que lo hace nuestra sociedad. Debe adaptarse a las necesidades reales de la población actual. Esta debe avanzar a favor de nuestra población y no de las necesidades comerciales o de la industria alimentaria.
La nueva dieta mediterránea debería contener:
•Más verduras, hortalizas y frutas locales y de temporada.
•Más cereales integrales, y menos refinados o procesados como el pan.
•Más legumbres y pescado fresco, y menos carnes rojas y de caza.
•Semillas, frutos secos y aceite de oliva de calidad.
Así podríamos hablar sin duda de uno de los mejores tesoros de la humanidad.
David Gasol
Domingo 5 de diciembre de 2010

DAVID GASOL
NUTRICIÓN NATURAL Y ENERGÉTICA